
Una vocería capacitada es una necesidad y un activo esencial

En la época actual, las organizaciones deben colocar a la comunicación como uno de sus ejes fundamentales, y en esta priorización, el vocero se vuelve en una pieza fundamental.
La forma en que el vocero establezca relaciones con sus públicos y las otras entidades del entorno determinará su percepción, sus posibilidades de aprovechar oportunidades o de solventar con éxito las amenazas que enfrenten.
Por ello es fundamental ponerle atención especial a la designación y formación adecuada de la vocería.
En una sociedad hiperconectada y siempre activa, el vocero se vuelve el rostro, la personificación de una entidad. No es un canal que emite una información; es la viva imagen de la entidad. En palabras de la académica Maribel Reyes, “es el medio y el mensaje y el resultado de combinar la imagen corporativa con la imagen propia”.
El vocero transmitirá la confianza que es necesaria para interactuar con los diferentes públicos. En tiempos de estabilidad, permitirá construir relaciones, afianzar las que ya existen o preparar las acciones para consolidar nuevos y beneficiosos contactos, y en momentos de crisis, transmitirá la calma, la mesura que se necesita para reducir los daños y poder realizar acciones de respuesta responsables.
Un vocero inadecuado se traducirá en un elevado riesgo, en una oportunidad de crecimiento perdida, en una crisis generada o atendida de forma deficiente, al punto que quizá no sea posible una posterior recuperación.
Por ello, no solo se debe pensar en el vocero; se debe desarrollar como un activo estratégico, que transmita los valores que la organización quiere representar.
Algunas de las cualidades de un buen vocero pueden ser condiciones que sean innatas en él. Pero otros deben desarrollarse y potenciarse, ajustarse y afinarse según condiciones cambiantes como la tecnología, el entorno económico y social, las condiciones de los medios de comunicación y de los diferentes públicos, la evolución de los elementos académicos y hasta la actualización de mediciones profesionales.
Solo con una capacitación oportuna y constante, el vocero podrá mantener su potencial. Recordemos que los tiempos actuales, de comunicaciones instantáneas y permanentes, no dejan muchas oportunidades para emprender, sobre la marcha, soluciones coyunturales o improvisadas.
